La Máquina del Tiempo: El Maristas San Juan

Hagamos un nuevo paseo por el disco duro de nuestra memoria y recordemos con imágenes los primeros años del I.E.P. Manuel Antonio Ramírez Barinaga. Años que resumen la inquietud de padres de familia de otorgar a sus hijos una educación sólida en principios y en virtud a la enseñanza que profesaban los Hermanos Maristas recién instalados en San Juan de Miraflores.

La zona sur de Lima empezó a poblarse en proporciones geométricas durante el año 1967. Es cuando los Hermanos Maristas solicitan a la Junta Nacional de Vivienda, el otorgamiento de un terreno para la construcción de un colegio. Después de muchas semanas de negociaciones el Hno. Antonio Castanetti (hno. provincial) y el Hno. Jorge Denegri (hno. director) reciben la donación de setenta mil metros cuadrados (70,000 m2) con mucho entusiasmo y solo quedaba la titánica labor de ganar la confianza de la población para que los padres de familia matriculen a sus hijos.

Desde la Parroquia Corpus Christi, el Rvdo Padre Raymundo Revoredo informaba a la feligresía la existencia de un futuro gran colegio dirigido por la Congregación Marista en el Perú. El 19 de marzo de 1968 empezaba la construcción del CEP Manuel A. Ramírez Barinaga y el 4 de abril del mismo año comenzaron las clases con solo 90 alumnos.

Los hermanos Rafael Herrera, Pablo Duque, Vinicio Serrano y Antonio Burneo, junto con el Hno. Director Jorge Denegri, decidieron hacer historia en medio de un arenal y la esperanza que existe al comenzar una gran obra. Luego se unieron el Hno. Elmer Mena, por otro lado estaban las hermanas : Hna. Eucaristía, Hna. Azucena, Hna. María del Cielo y Hna. Maria Luisa, todas ellas de la Congregación Esclavas de la Santísima Eucaristía. Además ya estaban los profesores Luis Enríquez, Guido Quiñonez, Gloria Iriarte, Manuel Chiroque, Edith Correa, entre otros.

Finalizando 1969 se consolidó cercar todo el perímetro del colegio. Se recibieron durante los años siguientes donaciones de diversas instituciones entre ellas de la Asociación de Exalumnos del Colegio Champagnat. Años después, las APAFAS se encargarían de recaudar las donaciones de los padres de familia y demas instituciones para la continuación de la obra.

Atrás quedaron los esfuerzos por crear las bases del colegio, no sólo en infraestructura sino también en desarrollar una educación de vanguardia que nos hagan hombres y mujeres de bien en el futuro, que es el actual presente.

Esto fue un pequeño homenaje a nuestro colegio, a la casa de estudios que nunca dejaremos de quererla, aquella en donde dejamos nuestros primeros pasos como estudiantes y sus aulas fueron testigos de nuestro crecimiento y desarrollo.