La Séptima Promoción 1978 del Colegio Manuel Ramírez Barinaga toma el nombre de Pablo VI por muchos motivos a mediados de 1978. Me acuerdo que todavía no teníamos denominación como promoción y se acercaba el término de nuestra vida escolar y no poseíamos identidad alguna. Muchos años habían pasado desde que se comenzaron a realizar actividades para la promoción como venta de rifas y sorteos, bailes y ventas varias para recaudar fondos y así poder realizar algo digno a fines de 1978. La verdad que no existía un orden y nuestras actividades eran esporádicas sin mucha preocupación. No había ese espíritu que ahora se ve en las nuevas generaciones donde el viaje y la fiesta de graduación deben de ser de pélicula y ensueño. Eran otros tiempos y nuestra mira eran hacia otras cosas, aunque nuestros padres nos manipulaban de alguna forma. Ahora sin embargo no solo los manipulan sino hacen las cosas por ellos (los alumnos). En la mayoría de los colegios, son los mismos padres los que organizan todo y deciden por sus hijos . Bueno, regresando a 1978, en una ardua votación después de casi veinte días del fallecimiento del Papa Pablo VI, nuestra promoción tuvo por fin denominación: Promoción 1978 Pablo VI.
Fueron muchos los motivos de elegir ese nombre, pero el principal era la coyuntura del momento. Ese mismo año tuvimos los cristianos católicos tres Papas. Después de la muerte de Juan XXIII, para algunos, nuestra mirada apuntaba al Vaticano y como conocíamos la trayectoria y el aporte de renovación que Pablo VI hizo a la Iglesia era sin duda la mejor elección. Despues con su fallecimiento vino la elección de Juan Pablo I dirigiendo la Iglesia ´solo por un mes. Este misterioso acontecimiento hizo que el Vaticano se organizara y se elija en tiempo record a un nuevo sucesor, cayendo en la persona de Juan Pablo II. De seguro poco te acuerdas ahora sobre quién fue Pablo VI. En breves líneas haremos una breve reseña sobre él.
Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini nació en 1897 en Concesio, una población cercana a Brescia, Lombardía, Italia. Fue el segundo de los tres hijos de Giuditta Montini (su apellido de soltera era Alghisi) y del abogado Giorgio Montini, quien también fue director del periódico Il Cittadino di Brescia y diputado al parlamento italiano.
Inicia sus estudios teológicos en el seminario diocesano de Brescia en 1916 y recibe su ordenación sacerdotal en la catedral de Brescia el 29 de mayo de 1920. En 1937 el papa Pío XI le nombró sustituto de la Secretaría de Estado, llegando a ser la máxima autoridad en este dicasterio cuando el papa siguiente, Pío XII, reservó para sí la titularidad del mismo. Juan XXIII le hizo cardenal presbítero del título de Ss. Silvestro e Martino ai Monti el 15 de diciembre de 1958 (ya había renunciado al cardenalato que le ofreció Pío XII en 1952) e incorporándole a la preparación del Concilio Vaticano II a partir del 11 de octubre de 1962.
La temprana muerte del beato Juan XXIII dejó a su sucesor la difícil tarea de llevar adelante el Concilio y aplicar sus innovaciones a la vida de la Iglesia. A los dieciocho días de la muerte del papa, Montini resultó elegido para esa tarea: tomó el nombre de Pablo VI y fue coronado papa el 30 de junio de 1963 por el cardenal Alfredo Ottaviani, protodiácono de Santa Maria in Dominica.
Las encíclicas de Pablo VI mostraron la preocupación de la Iglesia por problemas del mundo moderno como el subdesarrollo (Populorum progressio, 1967) o el control de la natalidad (Humanae vitae, 1968); pero demostraron también la moderación de la apertura que había producido el Concilio Vaticano II: en contraste con el impulso utópico y progresista de Juan XXIII, Pablo VI se mostró más conciliador, pragmático y conservador. Así, por ejemplo, la incorporación de los fieles a la vida de la Iglesia no se llevó hasta sus últimas consecuencias, negándose Pablo VI a alterar el sistema tradicional de elección de los papas para evitar que el cónclave se convirtiera en una especie de Parlamento democrático (1975). Este conservadurismo no impidió el cisma de un grupo de católicos integristas franceses encabezados por Monseñor Lefebvre, defensores de la misa en latín y de otras doctrinas preconciliares (1976).
En abril de 1978, Pablo VI se manifiesta ante las Brigadas Rojas por el secuestro del político italiano democratacristiano y amigo de juventud Aldo Moro, de quien se conoce la noticia de su asesinato el 9 de mayo y preside su funeral en la basílica de Letrán, mostrándose visiblemente conmovido y siendo posiblemente esta una de las razones por las cuales se deterioró su salud, la cual se agrava el 5 de agosto y fallece el día 6 a las 21.40 horas por un ataque cardíaco.
Pablo VI se situa en piedra fundamental del cambio y renovación de la Iglesia Católica y los pasos dados por él y por Juan Pablo II hicieron que ésta llegue al siglo XXI rejuvenecida y muy acorde con los tiempos.
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