Fue muy amena y jocosa la noche del sábado 21 de julio en el campamento, la verdad que no me imaginé comer tanto e ingerir tanto trago, creo desfilaron por mis manos botellas de cerveza, harto pisco en todas sus versiones, vino, botellas de aceite, etc...la verdad que no me acuerdo. Lo que sí no me olvido es que muy entrada la noche, el cantante de los cantantes formó una comisión para ir a la ciudad a comprar mas licor, felizmente fue aplacada la felonía.
La parrilla estaba muy buena, la carne comible y las ultimas que se pusieron al fuego mejor todavía, los hot dogs acompañados del volcánico ají que trajo Walter estuvieron bien como acompañantes. Todo Ok.
El zambo sorteaba y esquivaba botella que llegaba a él, creo que lo único que tomó fue algo de aguita de mesa que se trajo de Lima. Sin embargo, y para el asombro de muchos fue el que mas licor trajo al paseo. Eso se llama vocación de compañerismo y mucho desprendimiento. Claro que existe una opinión que afirmaba que todo eso era para que despues de darnos de comer hasta la saciedad y emborracharnos hasta morir, nos daría vuelta y comenzaría su festín canivalesco y no dejaría ni hasta los huesitos.
Comenzó después la variedad, y entre trago y trago comenzaron a desfilar una tras otra, historias difíciles de repetir en este artículo. La más anecdótica fue la de Andrés que inmortalizó para siempre frases como "cara y después sello" y "al final de la jornada..la bolsita de té".
Logicamente que los que se dicen llamar jugadorazos no dijeron ni pio, podría interpretarse esto como que ya colgaron los chimpunes o quizás habían tantas historias que no sabían por donde empezar.
Después de un largo rato se animó a cantar "el cantante", un poco se hizo de problema a no contar con micrófono, lo había dejado olvidado en la sala de grabación de su estudio. Julián le alcanzó su linterna pero era muy grande, lo único que pudo hacer es usar su pincho de hot dog como micrófono y comenzó a entonar su ya recordado tema "Mamarracho" con su propio estilacho. Creo que me animé también a hacerle los coros para que no haga roche solo, total todo lo que consigue el trago, volver cantantes a los que no cantan ni en la ducha.
La mayoría estaba bien entonada y algunos de nosotros perdieron la razón. Me acuerdo de haber llevado a Sovero en mas de dos oportunidades a su carpa para que jateara y luego aparecía luego alrededor de la fogata con las palmas de las manos en señal de oración (ver foto).
Por más que me cuidé y evite excesos y combinaciones catastróficas, igual tomé de todo, sospechando que mi despertar en la mañana siguiente no iba ser tan placentero. Me fuí a dormir al coche, pagando mi culpa de olvidarme la carpa que tendría que haber llevado, dejé en pie a Walter y a Julián que como buenos Boys scouts ordenaron todo para la mañana siguiente...
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