viernes, 6 de junio de 2008

San Marcelino Champagnat: La Pascua del Fundador


Hoy nuestra querida Familia Marista está de fiesta: es el día de nuestro Santo Padre Fundador, Marcelino Champagnat. El día en que Nuestro Señor y la Santísima Virgen María, nuestra Buena Madre, lo acogieron en la Gloria del Padre para gozar de la vida eterna, hacen ya 168 años.

Marcelino Champagnat, padre marista francés, es el fundador del Instituto de los Hermanos Maristas de las Escuelas o Hermanitos de María. El encanto que produce su persona no nace de una primera impresión sino de una presencia continuada y sencilla. Como María de Nazaret, se mueve en la discreción. Su riqueza interior es de profundo calado y son contagiosos su dinamismo personal, su alegría, su espiritualidad mariana y su confianza en Dios. Los niños y jóvenes son sus amigos y le tienen un cariño especial. Los hermanos, a los que tanto ama, son los herederos de su espíritu. Su itinerario de fe le conduce hasta la primacía del amor, que en esto consiste la santidad.

Decía Champagnat, "No puedo ver a un niño sin que me asalte el deseo de enseñarle el catecismo y decirle cuánto lo ama Jesucristo". Experimenta la necesidad de educar la fe a través de la cultura: "Si tan sólo se tratase de enseñar la ciencia profana a los niños, no harían falta los hermanos; bastarían los maestros para esa labor. Si sólo pretendiéramos darles instrucción religiosa, nos limitaríamos a ser simples catequistas, reuniéndolos una hora diaria para hacerles recitar la doctrina. Pero nuestra meta es muy superior: queremos educarlos, es decir, darles a conocer sus deberes, enseñarles a cumplirlos, infundirles espíritu, sentimientos y hábitos religiosos, y hacerles adquirir las virtudes de un buen cristiano. No lo podemos conseguir sin ser pedagogos, sin vivir con los niños, sin que ellos están mucho tiempo con nosotros". Todo ello constituye un proyecto de educación integral desde una óptica cristiana.

El estilo educativo de Marcelino hunde sus raíces en su espiritualidad. El amor a Jesús y a María es la fuente que inspira su pedagogía. Su lema es: "Todo a Jesús por María; todo a María para Jesús". Se sustrae, por ejemplo, a las influencias de su tiempo en el tema de los castigos corporales, muy frecuentes por aquel entonces. Su aportación pedagógica y educativa se cifra en la visión religiosa de la vida y de las personas, en un profundo sentido común, en la capacidad práctica para afrontar las diversas situaciones que se plantean, en la pedagogía de la presencia como la mejor forma de prevención y en la preferencia por los más pobres y abandonados.

Jesús, María y José se hallan en el centro de su corazón y de su plegaria. El sábado, 6 de junio de 1840, vigilia de Pentecostés, poco antes del amanecer, Marcelino entrega su alma a Dios a la edad de 51 años. La realidad que deja es pletórica, pero su proyecto es aún más ambicioso: "Todas las diócesis del mundo entran en nuestras miras". Hoy casi 5.000 hermanos maristas y numerosos seglares hacen presente el carisma de Marcelino en 75 países.

El día 29 de mayo de 1955, Marcelino ocupa la gloria de Bernini, en el acto de su beatificación, bajo el Pontificado de Pío XII y el 18 de abril de 1999, Champagnat es canonizado por el papa Juan Pablo II. Este Papa, el 20 de setiembre del 2000, año del Gran Jubileo, bendice la escultura de san Marcelino Champagnat que entra a formar parte de los santos fundadores de Órdenes religiosas, representados en la Basílica de San Pedro.

Fuentes:
M. CHAMPAGNAT, Cartas, Luis Vives, Zaragoza 1996
Ensayo del Hermano Lluís Serra Llansana
Tras las huellas de Marcelino Champagnat, Provincia Marista, Chile 1999

1 comentario:

  1. gracias por la informacion de marcelino yo queria adentrame mas en mi religion

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