martes, 18 de septiembre de 2007

Y Llegó la ayuda...(2º Parte)




La Salida
Era el domingo por la mañana, 9 y 30 am. llegó el transporte con Walter, pasaron breves minutos y se hizo presente Carlos. Cuanto mas se demore en salir más tarde regresaremos. Julián ni se asomaba, lo normal. Lo llamamos y estaba tomando su rico desayuno con su tradicional tamal de 5 soles, esos que parecen un ladrillo. Eran más de las 10 y llegó con su cria, muy contrariado pero muy optimista a la vez, ya los bultos estaban en el bus bien acomodados. Hay una anécdota en la compra de los pañales en donde soy protagonista, Carlitos me tomó una instantánea quizás como presagiando los días en que me los tenga que poner al doblar la esquina de la vida.... Después Carlos se fue con el transporte a llenar combustible. A última hora se animó a acompañarnos Gustavo Martinez y fuimos por él. Se hicieron las ultimas coordinaciones y se emprendió el viaje al sur. Faltaba plata para los viáticos y peaje pero a la rechuflas no nos quedaba otra cosa que seguir.






En Chincha
Hubo algunas detenciones durante el camino en las garitas de control y en los peajes debido que el bus era de una ruta que no correspondía a la habitual, además de todos los bultos que se llevaba. Era aproximadamente las 13.00 horas y el carro de Julián llegó antes a Chincha como siempre aplastando todo el pie en el acelerador. Carlos y Gustavo quizás estaban saliendo de Cañete. Se comenzó a confeccionar un plan de ayuda y se aprovechó para observar la ciudad, aquella que años atrás nos había brindado su hospitalidad, hoy lucía desolada y triste ante la magnitud del siniestro pasado 15 de agosto. El salón parroquial de la iglesia que está en la Plaza de Armas estaba destruído, la misma cúpula de la iglesia se había caíso y estaba cerrada hasta nuevo aviso. Los edificios circundantes presentaban destrucción y algunas gentes vivían en carpas establecidas en plena calzada. Llegó Carlos y se empezó a entregar la ayuda. Primero se hizo efectivo el donativo a dos colegas de Carlos que lo habían perdido todo, eran guardias de carreteras, personal civil y trabajadores de la Comisaría de Chincha también fueron tocados por la ayuda. El aspecto que lucía las instalaciones de la comisaría era desolador, una gran parte de lo edificado estaba en escombros. Después se continuó con el reparto a algunas familias de la zona que se alegraron mucho y la sonrisa apagada volvió a brillar en sus rostros....

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