sábado, 12 de enero de 2008


Comenzaré por agradecer anticipadamente su generosa invitación para participar en este blog, creo que siempre será bueno abrir alguna puerta a nuestras emociones y compartirlas por cualquier medio, y este es uno de ellos. Espero que estas modestas líneas cumplan su cometido y se refuerce una amistad que siempre estará por encima del tiempo.

Esta es una pequeña fábula que se la escuché a un amigo franco-belga del cual ya no recuerdo su nombre, y creo que también hay una versión light en la película “Asesinos” donde actúan Banderas y Stallone; esta breve historia y sobre toda su moraleja quedó registrada para siempre en mi recuerdo; ahí les va pero es mi deber advertir que el tono es un tanto procaz y scatológico, pero vaya, no nos hagamos los angostos que peores cosas hemos escuchado y otras tantas han salido de nuestros labios:

Esta era una familia de gorriones que vivía plácidamente en un árbol, sin embrago, una noche los padres anunciaron a sus hijos que todos deberían partir con urgencia ya que pronto llegarían las heladas ventiscas del norte por lo que había que buscar un lugar mas cálido y seguro, así que al amanecer partirían todos hacia el sur.

Amaneció y muy temprano casi todos ya estaban listos, digo casi por que “X” aun remoloneaba en su cama y se tapaba la cara cuando la mamá pasaba diciendo que se apuren en levantarse; “X” decidió dar una pestañeadita extra y se arrinconó en un lugar donde pasó desapercibido.

Ese sueño complementario se prolongó unas horas y cuando despertó todo era silencio, se habían ido sin el y cuando asomó el pico fuera del nido, una gélida bofetada de viento frío combinado con el rocío matinal terminaron por despertarlo del todo. Estaba solo y los nubarrones presagiaban muy malos momentos, sacudió su cabeza para deshacerse de los últimos demonios de la modorra y pensó.

- La cagada, se fueron sin mi.

Y acto seguido “X” salió del árbol y comenzó a volar, pero una fuerte ventisca lo envolvió y desorientado ya no sabía para donde estaba el norte o el sur.

- Si me quedo, pronto moriré congelado debo seguir mi camino a como de lugar, se dijo para darse ánimos.

Y, haciendo un gran esfuerzo, remontó nuevamente vuelo y se elevó mucho pensando que mas arriba el viento soplaría con menos fuerza y así era, pero el ambiente también era cada vez mas frío sintió entonces que sus alas y patas se iban congelado y para completar su desdicha comenzó a caer una fina nieve que lo iba calando hasta que ya no pudo más, y comenzó a caer, y caer y siguió cayendo en espiral sin ninguna fuerza para recuperar el vuelo.


Su descenso era irrefrenable mientras que abajo, en el prado más próximo, una vaca rumiaba lentamente su alimento y estaba en ese menester el vacuno cuando de pronto excreta una considerable porción de humeante caca y el gorrión que venía en picada y casi congelado cayó de lleno en aquella mierda hedionda y desagradable pero tibia y acogedora que abrigó los huesos ya tumefactos del gorrioncillo dormilón.

- Esta mierda apesta, dijo “X”, pero estoy calientito, esperaré un rato hasta que me recupere del frío. Estaba en esa triste espera cuando por el camino pasó un gato gordo y bonachón el cual se percató que solo la cabecita del gorrión sobresalía del pestilente mojón y con mirada tierna y compasiva dijo:

- Pobre gorrión, está literalmente hecho una mierda.

Se acercó con mucho cuidado y con gran delicadeza sacó a “X” de donde estaba, enmierdado a mas no poder, y lo llevó a su casa donde comenzó a limpiarlo, lo bañó con agua calientita, lo acicaló con ternura, quitando el menor rezago de caca que le quedaba, lo secó amorosamente, lo acunó en su regazo, lo alzó para mirarle los ojos al gorrioncito que emocionado estaba a punto de darle las gracias, y de un solo bocado… se lo comió.

MORALEJA:

No es tan malo caer en la mierda y no siempre es bueno quién te saca de ella. Ahora, póngale Ud. el nombre que mejor le acomode a “X”.

Mario Domínguez Olaya

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