LÍDERES AL SERVICIO DE LA SOCIEDAD
Nuestra sociedad requiere de líderes positivos; la escuela tiene muchas posibilidades de generarlo, por el tiempo que los estudiantes pasan en ella, por la permanente relación profesor – estudiante, y por la cantidad de oportunidades que se presentan para desarrollarlos. En el colegio que dirijo, el Héctor de Cárdenas, procuramos formar en el liderazgo, y vemos ese fruto en nuestros exalumnos. Muchos de ellos comentan que a veces están en reuniones donde nadie los conoce; pero cuando ese grupo siente la necesidad de ordenarse, de dar aportes, ellos de manera casi natural, empiezan a tomar iniciativa y a organizar. Incluso eso sucede con chicos y chicas que en su etapa colegial no desarrollaban esa conducción. Quiero compartir algunas de estas ideas con la promoción, pues tuvimos estas mismas experiencias que ahora vivo en mi actual colegio, y es bueno que procesemos de manera racional lo que vivimos intuitivamente.
Líder es la persona que anima a otras, que las orienta, que les contagia entusiasmo, que las conduce hacia una meta. El liderazgo no se reclama, no se proclama; se consigue en base a la labor que ayuda al grupo, en base a la autoridad moral. Para ser líder hay que ganar la aceptación, que los demás reconozcan que esa conducción es adecuada y provechosa para todos. El líder no es una persona perfecta; tiene limitaciones y defectos; pero para la tarea en la cual se requiere su liderazgo es la persona más adecuada, aún cuando en otras situaciones deje mucho que desear.
Sin embargo es necesario tener claro el concepto de liderazgo que propugnamos, para evitar confusiones que confundan o desanimen. Se suele caer en el error de identificar un tipo de liderazgo, el carismático, con el liderazgo en sí. El carismático, esa persona que se para ante mucha gente, que habla fuerte y con convicción, que tiende a imponer sus argumentos y arrastrar hacia un objetivo, es tan sólo uno entre muchos posibles liderazgos, pero no es el único. Es más: un grupo con demasiados líderes carismáticos se convertiría en un caos y no podrá avanzar hacia sus metas, por los conflictos que tantos carismáticos generarían.
Hay muchos otros tipos de liderazgo: el de opinión, el de cohesión, el de acompañamiento, el de consejo, el de organización, el confrontacional, el musical, el deportivo, el artístico, el de atención a los enfermos, el festivo, el práctico, el solidario... Cada persona tiene un tipo de liderazgo, y un estilo propio de ejercerlo. Tipo y estilo que vienen condicionados por la dotación genética, por el desarrollo biológico y psicológico, por el aprendizaje, por la manera como se ha socializado desde su nacimiento. Es necesario que cada uno de nosotros descubra cuál es su tipo de liderazgo, y cuál nuestro estilo personal de ejercerlo; y una vez detectado asuma la tarea de desarrollarlos plenamente por su formación integral y por el aporte que la sociedad puede recibir.
Es importante también el saber que una persona no puede ser líder siempre; si intentase serlo, acabaría neurótica. Cuando se está ejerciendo liderazgo, hay una exigencia de concentración, tensión, preocupación, desgaste, que no puede mantenerse constantemente. Hay que saber dejar paso a otros liderazgos, y aprender a descansar.
Es importante también el saber que una persona no puede ser líder siempre; si intentase serlo, acabaría neurótica. Cuando se está ejerciendo liderazgo, hay una exigencia de concentración, tensión, preocupación, desgaste, que no puede mantenerse constantemente. Hay que saber dejar paso a otros liderazgos, y aprender a descansar.
Cuando hemos compartido las aulas en el Maristas, intentamos que cada uno de ustedes fuese líder en algo, cada cual en lo suyo. Por eso teníamos tantas actividades. Ahora, ya adultos, debemos seguir desarrollando nuestros liderazgos y tratar de despertar los que son de nuestros hijos.
Juan Borea Odría
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