viernes, 18 de enero de 2008


UN IMITADOR POR EXCELENCIA


Resulta que el Loco Solórzano como todos sabemos durante la época de colegio siempre le gustó imitar a los profesores, llamar la atención fue siempre y será su mayor característica . Siempre esperaba el espacio de tiempo que había entre clase y clase.


Un día era la hora de historia con Juan Borea, éste todavía no llegaba, apenas entramos, el Loco se dirigió caminando como Juan y se detuvo frente al pizarrón y dijo:


"Haberrr...muchachosss vamos a empezar la clase dando una oración:
En el nombre del Padre...del Hijo...y del Espíritu Santo”,
para esto al llegar a decir lo último se santiguó agarrándose las pelotas y en tono burlón se prestó unos anteojos, se rascó los ojos con él, y se tiró un chanchazo (erupto) que retumbó todo el salón. Esos mismos gestos y ademanes lo hacía Juan Borea.


Sin embargo el Loco no se había percatado que Juanito lo estaba mirando desde la puerta con la mano en la cintura y más colorado que camarón hervido. El loco lo miró, le sonrió y salió del aula antes que lo echara Juan. Todos aguantamos la risa....
Como lo he dicho en reiteradas ocasiones, Rubén Solórzano tiene ese don de caer bien donde esté. Esa gracia despertaba y despierta mucha simpatía para el que lo conoce. En tiempos de escolar, su chispa llegaba a niveles insospechados y salía con cada ocurrencia que ha veces los profesores no podían contener una sonrisa....


Paco Cárdenas Linares

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