UN JUICIO HISTÓRICO
No podemos culminar el 2007 sin poner de relieve un acontecimiento histórico para el Perú, y de alguna manera también para el mundo. Por primera vez en nuestra historia, un ex gobernante está siendo procesado en los tribunales de justicia. Algunos memoriosos podrán aludir que antes de este caso hubo el de Leguía, pero debemos recordar que este personaje, tan parecido en muchos aspectos a Fujimori, murió en la cárcel sin haber sido enjuiciado.
Lo tradicional ha sido que quienes delinquen desde el poder, gocen de impunidad. Esta tradición se ha roto, y en su ruptura ha tomado parte gran cantidad de peruanos, entre ellos quienes formamos parte del Héctor: el siete de abril de 1992 nuestro colegio publicó el primero de una serie de pronunciamientos contra la dictadura, y tuvo siempre a los integrantes de su comunidad educativa en una posición crítica y en la calle contra la misma. Debemos reconocer el importante rol que le tocó al Gobierno de Transición, y luego a la gestión de Toledo que en medio de altibajos apoyó al sistema anticorrupción.
Son varios los procesos entablados; el primero ha culminado con una sentencia a seis años, y con la admisión de culpa por parte del acusado, quien lo único que apeló es la duración de la pena pero no la sentencia de culpabilidad. En los próximos procesos veremos diversas estrategias jurídicas y políticas, de las cuales no estarán exentas la violencia, el chantaje, el soborno y la presión. Esperamos de nuestro poder judicial la consecuencia y el valor que la situación exige, y que la sanción a quien encabezó la dictadura sea ejemplar. Los ciudadanos tenemos también un papel que jugar: estar atentos al juicio, formar corrientes de opinión, hacer fuerza para evitar que cálculos politiqueros y negociaciones bajo la mesa tuerzan la vara de la justicia.
Juan Borea Odría
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