lunes, 14 de abril de 2008


¿EL MERCADO COMO SUSTITUTO DEL LAZO AFECTIVO?

Hace poco tiempo, relativamente hablando, una curiosa noticia recorría los programas informativos de varios países del mundo. Transcribo, a continuación, la versión propalada por Noticieros Televisa de México y difundida mediante internet:

LANZAN LA “ALMOHADA NOVIO”
Lanzan en Japón una almohada diseñada para aquellas mujeres que necesitan de confort masculino; pueden sentirse abrazadas al dormir. CIUDAD DE MÉXICO, México, sep. 30, 2004.- En el mercado japonés apareció un nuevo producto que fue diseñado para las mujeres solteras que necesitan un confort masculino al dormir. La “almohada novio” tiene en uno de sus lados un brazo gigante, que abraza a quien duerme en esta original almohada. El innovador producto fue diseñado por la empresa Kameo Corp.


Posteriormente, en un breve artículo electrónico sobre el tema escrito por José Pardo (29/07/07), se indicaban algunas precisiones interesantes de este producto de la economía de mercado:

La almohada no tiene función vibrador, simplemente es un cojín con un diseño diferente, pero tiene sus virtudes, no ronca, siempre te abraza, no invade tu lado de la cama, el compañero perfecto para ellas, bueno, casi perfecto. Tiene un precio de 80$ y se vende, exclusivamente en Japón”.


Añadamos a todo lo anterior lo siguiente: el gran éxito comercial de la mercancía en cuestión. Efectivamente, según las informaciones consultadas al respecto, los stocks de la susodicha “almohada novio” con que contaban las tiendas y centros comerciales japoneses en los que se empezó a ofertar el producto, se agotaron muy rápidamente, en el mismo día de su lanzamiento. Largas colas se formaron desde horas antes de que se abrieran las puertas de los centros comerciales ofertantes. Un público mayoritariamente femenino atiborró sus instalaciones y a las pocas horas de iniciarse su venta ya no se contaba con los correspondientes stocks.

¿Qué reflexiones iniciales nos puede generar el hecho relatado?. Veamos algunas de ellas:

1) Existe un serio problema de estructuración sociocultural y psicológica en las generaciones de jóvenes y adultos jóvenes en sociedades como la japonesa.

No solo se trata de las mujeres japonesas sino de ambos, de hombres y mujeres. Algunos indicadores de esta crisis de estructuración sociocultural y psicológica del “nuevo Japón”, tienen que ver con el número de suicidios de jóvenes, con el índice de divorcios, con la disfunción de las familias, con el poco tiempo libre dedicado a afirmar lazos sociales (la gente vive para trabajar y no trabaja para vivir), etc. La pérdida o fragmentación de referentes básicos de organización de la vida social como la familia, la pareja, los amigos, el barrio, etc., y de sus correspondientes vínculos sociales de carácter afectivo, por ejemplo, hacen que se busquen sustitutos en la que, paradójicamente, se constituye como la principal fuente erosionante de los lazos sociales-afectivos. Esa fuerza erosionadora se llama economía de libre mercado. Cuando un fenómeno comercial como la “almohada novio” japonesa deslumbra al público femenino a tal punto que se agotan los stocks en unas cuantas horas, esto que ha de ser motivo de júbilo para la Corporación Kameo y su dueños por las enormes utilidades económicas generadas, debiera ser motivo de gran preocupación para la sociedad porque algo está fallando en ella para que el amor compañero, la caricia sincera, la palabra dulce, el beso suave, no puedan ser “tejidos” a través de la calidez humana y tengan que sean reemplazados por el equivalente a 80 dólares.

2) Es necesario desmitificar a las sociedades del llamado “primer mundo”.

Debido a largos procesos de colonización no solo política y económica sino también –y de manera muy importante- colonización ideológica y cultural ejercida por las economías dominantes del planeta, se ha enraizado en pueblos con largas historias coloniales como el peruano, lo que Salazar Bondy llamaba como la “cultura de la dominación” y lo que otros llaman simplemente alienación. Bajo esta “cultura de la dominación” –resultado de un extenso trabajo en el tiempo que el poder ha ejercido sobre la memoria histórica colectiva- se ha llegado a considerar como natural el sobre admirar (mitificar) a las sociedades occidentales y, en general, a las del llamado “primer mundo”. Esta mitificación se ha levantado sobre la base de una auto minimización implícita de nuestros propios pueblos, de nuestras propias culturas, de nuestras propias historias. En esta perspectiva, muchos han llegado a pensar las sociedades desarrolladas como los modelos a seguir en tanto “perfecciones maravillosas”. La admiración casi divina por el american way of life, es un ejemplo de ello. Sin embargo, la noticia sobre la “almohada novio” denota, como anteriormente hemos planteado, la existencia de muy graves problemas estructurales en sociedades de mercado desarrolladas como la japonesa. No son, pues, la maravilla perfecta ni menos el modelo o espejo en el que debiéramos siempre buscar retratada nuestra imagen.

Creo firmemente en la humanización del planeta y no en su deshumanización. Creo firmemente en que la condición social concreta del ser humano debe ser el centro de las preocupaciones en las agendas de los gobiernos, de los partidos políticos y de los organismos internacionales y no la discusión abstracta sobre el crecimiento macroeconómico de las economías de libre mercado. En fin, creo, por lo dicho, más en las calenturas de la vida que en las frialdades de las cosas. Por ello, cuando esta noche me vaya a dormir, antes pasaré por los dormitorios de mis pequeñas hijas y, en vez de alcanzarles una “almohada novio”, les dejaré en sus cuerpos, en sus rostros y en sus corazones, un abrazo fuerte, un beso cálido y una frase sincera para que duerman felices … les diré, simplemente, que las amo.

Que mañana y los días siguientes sean buen tiempo para vivir.
Daniel Zevallos Chávez
hojasocial@yahoo.es

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