jueves, 3 de abril de 2008


TREINTA AÑOS Y EL SENTIDO DE LA VIDA

Treinta años de haber egresado de las aulas pueden ser una cosa anodina si como hace la mayoría de las promociones que celebran, se dedican tan sólo a tomar unos tragos, comer bien, y recordar anécdotas. No porque estas cosas sean en sí malas, sino porque para gente que vale, no es suficiente; tiene que haber algo más.
El hombre debe ser un filósofo: es decir, un ser que busca la verdad y la aprecia. La clave de la Filosofía es el ASOMBRO. El no quedarse con la visión rutinaria. Trascender lo aparente para llegar a lo esencial. Y para trascender es necesaria la pregunta.

En esta fecha, quiero ayudarlos con una pregunta clave cuando se vive un hito como el actual: la pregunta por el sentido de la vida. Todos están encima de los cuarenta años. ¿Qué sentido ha tenido su vida hasta ahora para ustedes, para su familia, para la sociedad? ¿Qué sentido puede tener en un futuro? Algunos de la promoción ya nos dejaron. Para los cincuenta años, muchos probablemente tampoco estemos vivos. Puestos en ese trance...¿Cuál será nuestro legado?

Ustedes han tenido muchos profesores, pero para sus celebraciones han llamado a pocos. Y nosotros hemos venido a compartir, dejando otros compromisos ¿Se han preguntado la razón? Porque hemos sido significativos los unos para los otros; porque cada uno ha dejado en los demás parte de su vida.

Que este sea mi mensaje en este año: sean significativos para quienes los rodean, sean significativos para el mundo.

No se desanimen por sus fallas y pecados; esa es la condición de los seres humanos. Pero si empínense por encima de los defectos para tratar de ser cada día mejores y de ayudar a los demás. Es la única manera de tener la felicidad.


Juan Borea Odría

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