jueves, 24 de abril de 2008


PODER PARA LAS INSTITUCIONES EDUCATIVAS: UNA DEMANDA DE LA REGIONALIZACIÓN

Iniciar el proceso de descentralización parece ser una convicción mayoritaria entre los decidores de la política nacional. Sin embargo, los problemas aparecen apenas se quiere definir cuáles son los aspectos concretos que se van a descentralizar, y a qué instancias van a parar los poderes de decisión. Desde su experiencia, el autor del artículo señala que hay muchas ideas y desconfianza a todo nivel que podrían enturbiar el proceso de descentralización.

No va a haber ninguna descentralización real sin la existencia de instituciones locales fuertes, con posibilidad de decidir luego de un diálogo con los actores sociales de la localidad. Por ello, las autoridades deben escuchar las demandas de las diversas regiones con respecto a lo que debe ser la descentralización educativa en el aspecto institucional.

Rol del Ministerio de Educación

Todas las propuestas a nivel nacional le otorgan al Ministerio un papel fundamental. Esto podría parecer evidente; sin embargo, en otros países, la educación está regida por instancias regionales y el sector educación no tiene presencia nacional. Si bien hay un cuestionamiento al rol actual del Ministerio y su excesiva ingerencia en acciones y decisiones que debieran darse a nivel local o regional, se considera que la sede central debe desempeñarse como un ente rector de la política educativa a nivel de todo el país, engarzado en un proyecto educativo nacional que hay que elaborar con el aporte de todas las regiones.

Se considera que el rol del Ministerio de Educación debe ser normativo en los que se refiere a los grandes temas educacionales, pero dejar la normatividad más menuda a las instancias regionales. Se sugiere, también, que juegue un rol concertador para armonizar las visiones y demandas de las diversas regiones.

El Ministerio de Educación no debería jugar un rol ejecutor, y sí, más bien, debería tener un rol asesor y orientador. Los órganos intermedios en el interior del país, sostienen que cuentan con el personal suficientemente capacitado para realizar adecuadamente las acciones educativas. Eventualmente, la sede central debería jugar un rol supletorio, en los casos que las regiones no puedan desempeñar las tareas requeridas con suficiencia.

Los órganos intermedios

Los órganos intermedios están bastante desprestigiados a los ojos de las instituciones educativas; por ello, se plantea un cambio total en su concepción y en el personal que actualmente labora en estas instituciones. En cuanto a su rol, se señala que no sólo deben ser órganos desconcentrados, sino que deben tener una mayor capacidad de decisión, contar con autonomía pedagógica y presupuestaria, dentro del marco de los lineamientos nacionales.

Se insiste en la necesidad de promover proyectos educativos regionales que sean elaborados con participación directa de la sociedad civil, y en base a estos, dar los lineamientos de la política educativa regional.

Hay descontento en cuanto a su actual capacidad de intervención para mejorar la calidad educativa; por ello, se plantea que cumplan un rol de coordinación y estímulo, y lleven a cabo permanentes acciones de monitoreo y supervisión positivos, evitando el control y la fiscalización tradicional.

También se señala que el personal que actualmente labora en los órganos intermedios no es ideal; por ello se pide que sus equipos se conformen por profesionales idóneos, que accedan al cargo por trayectoria y capacidad y no por acomodos políticos y personales como es tradicional. Su misión debe ser estrictamente técnico- pedagógica, y no ser juzgada por criterios distintos, en especial, por criterios partidarios.

Redes educativas

Son instancias importantes que ya vienen funcionando; deben organizarse en función de los espacios geopolíticos, los vínculos históricos, lingüísticos y culturales de los pueblos, y también se debe tomar en cuenta las vías de acceso y comunicación entre ellos.

No debe existir un modelo, sino que debe darse libertad para que estos se estructuren de acuerdo con las diversas realidades. Se señala como importante, involucrar a las instituciones y organizaciones locales, en el quehacer educativo. Asimismo, se les asigna la tarea de facilitar los trámites que realizan los directores y docentes, a fin de maximizar la permanencia de los mismos en el aula.

El Centro Educativo.

Se entiende que el centro educativo es el eje de la mejora de la calidad educativa. Se sostiene que para que se dé un verdadero proceso de descentralización, se debe otorgar a los centros educativos un mayor poder de decisión. Los colegios debieran tener autonomía financiera y de gestión. Esto implica que, en coordinación con el consejo escolar, sean capaces de administrar su propio presupuesto y elegir sus profesores.

Pero al mismo tiempo, existe desconfianza sobre la posibilidad de que algunos directores puedan orientar las decisiones hacia intereses personales. Se da una gran importancia a los Proyectos Educativos Institucionales, ya que expresa la visión compartida que los actores educativos tienen.

Juan Borea Odría

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