sábado, 12 de abril de 2008


LOS EXAMENES

Hacia 1976, el promedio de nuestras edades estaba entre los 15 y/o 16 años, cursábamos el 3ro. de secundaria y la sensualidad de las transgresiones estaba flor de piel, eran los años que nos afirmábamos negando y tendíamos hacia lo prohibido o por lo menos hurgábamos en sus límites, era el cenit de nuestra adolescencia y era el momento que comenzábamos a perfilar cada uno nuestra particular forma de ser pero dentro de un contexto colectivo que irían forjando amistades que hasta el día de hoy perduran.

Los exámenes, sobre todo de matemáticas, ponían a prueba invisibles lazos solidarios y democratizadores, todos sabíamos que se copiaba a forro pero a nadie se le ocurría entrar en el plan de acusete, recuerdo que al principio la copiadera en los exámenes era tímida y rudimentaria, a veces estirar el cuello para ver las respuestas del compañero mas próximo; pero en poco tiempo el asunto se fue sistematizando hasta alcanzar considerables niveles de especialización.

Han pasado ya tres décadas y no creo cometer una infidencia al afirmar que el centro del cual se irradiaban los papelitos con las respuestas era el inefable “Gringo” Lecaros que siempre fue hábil para los números. El problema que se presentaba era que, si bien, el “Gringo” tenía toda la voluntad de ayudar, había una limitación material evidente, puesto que él tenía que resolver los ejercicios de su propio examen y luego copiar papelitos que no podían ser mas de dos o tres y corriéndose el riesgo que con el apuro algún número o variable fuera escrita de manera ilegible.

Pero como todo problema tiene solución, del mismo “Gringo” partió la feliz idea de hacer copias con papel carbón, a la cual agregué de mi propia cosecha la sugerencia de que se recorte varios papelitos con su respectivo carbón sujetos con un clip para que no se muevan y así poder hacer más copias en un solo intento. Así se dijo y así se hizo, y desde la parte posterior del salón se gestó toda una logística de papeles carbón en cuadraditos y clips distribuidos en las carpetas de Sergio, Franz, el “Gringo”, “Pitita” y yo también; a los 15 minutos del examen, las respuestas caminaban por todo el salón y llegaban hasta las carpetas de Ray y Andrade.

Los papelitos volaban como mosquitos de una fila a otra, iban y venían, incluso aquellos que no necesitaban copiar nunca interrumpieron el camino de los mismos. Recuerdo bien que en una ocasión, en pleno examen, Pablito caminaba por las filas y cuando estaba próximo a la carpeta del “Maestro” Santillán alguien, creo que fue el “Borracho” Gutiérrez, le avienta el papelito prácticamente delante del mismo Pablito, lo primero que se me vino a la mente fue que se armaría el despelote, sin embargo, el “Maestro” asumiendo una actitud heroica, mismo Olaya, se tragó el papelito y mirando asustado a Pablito se lo pasó sin masticar, creo que Pablito pensaría que se estaba comiendo un Chiclet’s ya que lo vio y no le dijo nada; lo peor de todo fue que el “Maestro” no pudo copiar las respuestas y lo jalaron en ese examen. El peligro había pasado.
Mario Domínguez Olaya

No hay comentarios:

Publicar un comentario

NO TE OLVIDES DE DEJAR TU COMENTARIO