Este último sábado 10 de mayo nos acercamos un pequeño grupo de compañeros al negocio del profesor Luis Enríquez Nuñez, para expresarle nuestro agradecimiento como alumnos suyos. Un día anterior fue su onomástico y razón doble para estar con él ese día.
Al llegar, nos vió muy complacido de vernos, ya no era una sorpresa como en anteriores oportunidades, un día antes lo llamamos para coordinar nuestra visita y rogarle que nos esperara, ya que él se retira a las 3 de la tarde casi siempre. Llegamos bordeando las 4 pm. y muy gustoso nos invitó a entrar a su peluquería.
Abrazos van y vienen, y en su rostro la emoción de tener delante suyo a aquellos muchachitos del pasado, hoy ya hombres adultos. Le manifestamos nuestro sentir, nuestra inmensa gratitud que siempre está acostumbrado a recibir según sus propias palabras. "Me encuentro en la calle o haciendo un trámite, y por ahí aparece algun alumno mío que me saluda y me extiende la mano... eso para mí me hace muy feliz".
Sin querer hubo un pequeño intercambio de obsequios, por su parte nos entregó algunas fotos del tiempo de colegio donde aparecíamos con él. Nos pareció un significativo detalle y desprendimiento de su parte, comprobándose una vez más que significamos para él mucho, tan igual que su presencia en nuestras vidas para muchos de nosotros marcó una gran huella en nuestra existencia que el tiempo no ha podido borrar.
Con la promesa de regresar en próximas fechas, nos despedimos sellando un gran abrazo con aquel ser que supo ganarse nuestro respeto, aprecio, cariño y que entregó sus mejores años a brindarnos lo mejor que sabe hacer: ser un profesor de verdad.
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