Y llegó el día. Cada uno en sus hogares conocía de esta jornada. Los que tenían por hecho su participación en tal evento sabían de lo importante para el grupo el compartir una mañana deportiva, desde la cancha o desde las tribunas. La cosa era estar allí.
Los que no tenían como planes el ir a encontrarse con sus condiscípulos, de seguro prefirieron un día de playa con la familia o con la que le quita el sueño. Dormir la resaca de la noche anterior también puede ser una posibilidad. Otra que se me pasa por la cabeza es el poco entusiasmo por salir de casa, quizás con complejos y convertirse en simple observador de lo que acontece en la promo o simplemente nosotros y la promoción les llegamos altamente. Digo esto tomándome la atribución porque nos conocemos de toda la vida y ya estos ojitos han visto muchas hojas caer del árbol durante estos años. Además este Lobo amigo también necesita de la presencia de más lobos en la guarida común...
El grupo organizador de este evento se dividió en dos grupos: Franz y Walter tendrían que llegar al colegio como siempre a las 9 am. Julián y Paco, recoger gente y llevar el cooler lleno para la hidratación. Arturo Cajaleón había dado órdenes al encargado de la puerta que las actividades comenzarían a las 10 y 30. Es así que Juanito Borea y Pablito Duque, como siempre puntuales llegaron minutos pasados después de las 9. Después Franz y Walter llegaron y se enteraron que los “masters” se habían adelantado. Dicen ellos que aprovecharon a dar un tour por todo San Juan y alrededores quedándose asombrados del avance comercial y que el distrito había crecido mucho en estos años de ausencia por estos lares.
Era la primera vez que iban a participar juntos de una jornada deportiva, años atrás nunca se habían visto las caras en una cancha del Maristas San Juan. Para nosotros era una gran alegría que nuestros ex profes compartieran después de 5 años nuevamente un momento deportivo con nosotros.
Se completó la gente, fueron llegando prácticamente de pares y se completaron los equipos con la ayuda de nuestros hijos. De esta manera el partido de fulbito se tornaría mas ágil y más fresco. Era la sub 17 junto con la sub 47, eran unos 30 años de refresco. La experiencia junto con la juventud de la mano para desempeñar un buen papel dentro de la cancha.
El coliseo estaba soberbio, nos hubiera gustado que en los tiempos en que estudiábamos, este coloso hubiese sido testigo de nuestros partiditos. Ni siquiera gozamos del auditorio, con las justas de la piscina. Eran tiempos en que el colegio recién crecía.
Franz “Chemo” Quintana preguntó a su crack Julián “Kanú”Antezana, mas conocido como Ettó Makanaqui, si se sentía bien para jugar de la partida y no utilizar a la arma mortal llamada Pablo “Cueto” Duque. El zambo dijo que sí pero que no había traído sus implementos deportivos, que estaban en su casa y tenía que ir a buscarlos. Parecía la misma situación de años atrás que compartieron Juan Borea y Lucho Sayán y el asunto de la cocoa. Franz movió la cabeza, se puso colorado, abrió los ojos..... y lo dejó ir.
Comenzó el encuentro, muy entretenido. Ver a Pablito jugar después de muchas lunas era como ver desfilar jugadas traídas de los tiempos de Cesar Cueto y sus poemas con el balón. El tío si que le pone punch y se planta muy bien en la cancha. Juanito Borea como siempre un pergamino de bondades, no por lo viejo sino porque a pesar del tiempo, todavía frecuenta las canchas de fulbito de aquí y de allá, además se mantiene en buena forma. Nosotros estábamos con la lengua afuera y él pedía más tiempo para jugar. Lamentablemente según sus propias palabras “el médico me ha prohibido que juegue con muchachos por mi artrosis” es por eso que accedió gustosamente a nuestra invitación.
Era la primera vez que veía a Hugo Flores jugarse un partidito, el popular “Ricky Tosso” le ponía empeño en cada avance con el balón, pero las trasnochadas, los tres al hilo, las chelas y demás parecen haber cansando al guerrero. Percy sacando fuerzas de adentro contribuyó para que se anotara el primer gol. Todos pusieron de sí, compartiendo sudor y mucho entusiasmo. Gustavo, Paco, Mario y Daniel gozaban viendo a las “estrellas” jugar. Algunos de ellos han prometido jugar en la próxima jornada, ojalá que así sea.
Para el segundo tiempo, se incorporó al grupo Jefferson Antezana con su parafernalia deportiva, por poco y llevaba casco y protector bucal. Se metió a la cancha e hizo de las suyas, se olvidó por completo de su bracito lesionado y se puso a jugar de verdad. El optimismo y alegría de Carlitos “Yegua” Orderique estaba en la cancha desde el inicio del match. Otro Carlos, el de las barbas blancas ponía lo suyo junto con su hijo a la hora de jugar. Martín, Raúl, Toño, Miguel y Franz , muy ambientados en el campo pero también tenían signos de gran cansancio. En realidad el encuentro duró una hora, sufieciente como para quedar deshidratados. Para mala suerte, ese domingo fue el día de más calor en Lima en lo que va de este verano.
Hubo una jugada gestionada por Raúl que fue tan complicada que él mismo se cometió falta, quedando tirado en el suelo por unos minutos. Juan estuvo frente a la pelota en la zona de penal en dos oportunidades. El arquero era Pablo. En la primera oportunidad se hizo un golazo, pero cometiendo una falla técnica, el gol quedó invalidado. Se tenía que repetir el tiro y esta vez en una lanzada magistral Pablito logra atajar el balón. En esos momentos Juan dió signos de enrojecimiento y de hinchamiento que después logró controlar gracias a los consejos dados alguna vez por su psicoanalista.
Creo que se hizo una buena jornada, los que estuvimos ahí podemos dar fe. Juntos hicimos que las cosas marcharan muy bien ese día. Aunque al día siguiente nos duelan las articulaciones y todo el cuerpo. Por ahí han visto al crack Julián Mendoza rengueando y con muletas. Vale el esfuerzo y lo aplaudimos desde aquí.
Es bueno haber estado ese domingo juntos como verdaderos hermanos, los años que nos enlazan pesan mucho. Un amigo es alguien que está contigo porque le necesitas, aunque le encantaría estar en otra parte. Además recuerda, que un verdadero amigo es alguien que te conoce tal como eres, comprende dónde has estado, te acompaña en tus logros y tus fracasos, celebra tus alegrías, comparte tu dolor y jamás te juzga por tus errores. Y por último, la amistad duplica nuestras alegrías y divide nuestra tristeza. Eso lo pudimos comprobar ese domingo 24. Mañana subiremos más fotos que algunos de nosotros tomaron, todas están en formato grande para que las puedas bajar e imprimir si deseas. Hasta mañana entonces...
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