NO DEVALUEMOS LAS CONDECORACIONES
He dejado pasar varios años del acontecimiento, para que no se sienta en las presentes líneas un desmerecimiento a la persona homenajeada. Pero creo necesario hacer una reflexión para evitar que las condecoraciones pierdan valor.
Trato este tema con motivo de la condecoración al ex Premier Solari con la Orden del Sol, una de las más altas que otorga el Estado peruano, por el hecho de haber sido Primer Ministro. El ex Presidente Toledo cometió allí un exceso que puede generar un mal precedente; a partir de ahora, a todo ex Primer Ministro saliente se le deberá condecorar; si no se hace así, por comparación se pensará que no “ha puesto alma, corazón y vida”, “no ha realizado una labor de la más alta importancia para los intereses de la Nación”, o no ha dado una “enorme contribución como Jefe de Gabinete”.
He dejado pasar varios años del acontecimiento, para que no se sienta en las presentes líneas un desmerecimiento a la persona homenajeada. Pero creo necesario hacer una reflexión para evitar que las condecoraciones pierdan valor.
Trato este tema con motivo de la condecoración al ex Premier Solari con la Orden del Sol, una de las más altas que otorga el Estado peruano, por el hecho de haber sido Primer Ministro. El ex Presidente Toledo cometió allí un exceso que puede generar un mal precedente; a partir de ahora, a todo ex Primer Ministro saliente se le deberá condecorar; si no se hace así, por comparación se pensará que no “ha puesto alma, corazón y vida”, “no ha realizado una labor de la más alta importancia para los intereses de la Nación”, o no ha dado una “enorme contribución como Jefe de Gabinete”.
Coincidimos con el Presidente que “la gratitud es una virtud que todos debemos empeñarnos en recuperar”; varios de sus ex ministros defenestrados de mala manera, están esperando disculpas y gratitud. Pero no hay que confundir la gratitud personal con las condecoraciones del Estado.
Muchas han perdido su credibilidad. Una película de Cantinflas ridiculiza el intercambio de medallas que hay en el servicio diplomático. Al final, por falta de medalla que dar, Cantinflas entrega al condecorado la medalla de la Primera Comunión de su secretario. Recuerdo también un Ministro de Educación de los últimos años de Fujimori que dio una norma por la cual se otorgaba la condecoración de las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta, a todo el que hubiera sido Ministro. Norma dignamente abolida en el Gobierno de Transición por Marcial Rubio.
Deben establecerse mecanismos, entre ellos condecoraciones, para expresar la gratitud del Estado. Pero su entrega no debe ser al culminar el ejercicio de un cargo, sino transcurrido un tiempo; asimismo deben ser otorgadas por un grupo de personas independientes que aporten el recto criterio que vaya más allá del avatar político.
Juan Borea Odría
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