
EL PRÓXIMO RECODO…

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Uno de los mejores recuerdos que me marcó positivamente en nuestra época escolar fue el Club de Excursionismo promovido y ejecutado por el inagotable Juanito Borea (alias “Boliche”); para ser sincero ahí aprendí muchas cosas que nunca pasaron por las aulas, cosas que me han servido de mucho en las diversas situaciones que me tocaron pasar y aún hoy son de gran valor como el haber vivido en concreto la experiencia de la vida colectiva, del alimento en común, de la certeza que es posible manejar la voluntad hacia nobles fines como en esos días que dábamos nuestra cuota de trabajo voluntario en la Ciudad de los Niños y cómo no en la fortaleza física y espiritual cuando había que subir el “Coloso” de Chosica o enrumbar a pie y en línea recta hasta Mala por la Panamericana Sur, creo que sin esta experiencia no habría vivido lo que he vivido hasta ahora y mi camino habría tomado otros rumbos. Quienes me conocen saben que usualmente no soy muy expresivo en mis afectos y quizás vuelvan a pasar otros 30 años para decir: gracias Juanito.


Recuerdo aquella vez que realizamos una caminata a Cieneguilla, en esa oportunidad fueron compañeros de la promoción y de otros años que no eran del Club; me acuerdo del finado Candiotti que a pesar de ser muy mimado y engreído participó en la caminata y en mas de una oportunidad cuando Candiotti estaba de espaldas y con su chompa verde lo confundía con Juanito (tenían el mismo cuello colorado) y cómo no acordarme del “Muerto” Jorge Gonzales que a mitad de camino comenzó con su letanía: “¡¿Juannn yaaa?!” y Juanito contestaba: “No jodas Jorge, descansamos en el próximo recodo” y el “Muerto” arrastraba su cansancio con la esperanza del descanso prometido, pero lo que el no sabía era que estábamos bordeando un cerro de la gran flauta y el recodo más próximo estaba como a 5 Km. mientras tanto, el “Muerto” continuaba con su gallosa voz pidiendo descanso aventurándose a ensayar algo más dramático: “mi bobo Juannn, mi bobo” y en ese momento interviene el “Gringo” y se ofrece “ayudar” al “Muerto” a quien ya no se le escuchó más no por tener alivio con su carga sino por que al peso de su mochila se incorporó el peso del “Gringo” que había decidido usar como bastón al “Muerto” tenía su “bobo” anudado en la garganta hasta que apareció uno de los padres de familia con su auto y pudimos despacharlo a Lima , acto seguido el “Muerto” Gonzales faltó como 15 días al colegio, creo que después de esta experiencia Gonzales decidió alejarse no solo del colegio sino poner el océano de por medio y olvidarse de todo y de todos en otro país donde nunca mas esperará un próximo recodo.
Mario Domínguez Olaya
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