Siempre una cena, un almuerzo o un pequeño coffee break es un buen pretexto para juntarse y hacer del momento un gran acontecimiento, cuando se trata de amigos, mejor aún. Un cumpleaños, una bienvenida al amigo que nos visita, o sencillamente hacer de la conversación y de la tertulia un "deporte" donde nuestra boca se pone en forma. La Casa del Pisco, El Haití, El Mangos, El Hawaiano, Roky's, Il Forno y El Café Café han sido sólo algunos lugares visitados por la mancha para ir sembrando más lazos que nos unan. Cada encuentro también sirve para romper la odiosa rutina que marca nuestros pasos. Aquí se gestan las ideas que llevan a la realización de actividades de la promoción. Detrás de cada reunión salen a luz proyectos que a la larga beneficiarán a todos sus miembros. Que el arte de la conversación no se pierda, y del buen comer siga llenando nuestra agenda para los amigos, aquellos que son irreemplazables.
Dice el proverbio que un amigo es un tesoro y todo el mundo que posee un tesoro cuida de él y pone todos los medios a su alcance para que no disminuya, ni se pierda sino, en todo caso, para que aumente. Filósofos y pensadores están de acuerdo en afirmar que el amor de amistad es uno de los más elevados, es una unión de espíritus, en el que la comprensión mutua, el don que se intercambia, el apoyo que se da y se recibe llega a ser de los más gratificantes que una persona puede recibir. Pero la amistad no surge de la noche a la mañana. Requiere cubrir unas etapas hasta llegar a cuajar en algo verdadero. Y entre esas etapas está, sin lugar a dudas, la del trato frecuente el intercambio de opiniones y sentimientos.
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