viernes, 9 de noviembre de 2007


ROMPE Y RAJA EN EL TALLER DE HUGO







Ésta fue una de las poquísimas veces que este selecto grupo de amigos se reunían. Se estaba celebrando el cumpleaños número 26 de Hugo Flores, un 22 de Diciembre de 1988 en su recién montado taller de planchado y pintura automotríz. Comenzamos a desfilar de uno en uno. Me acuerdo que yo llegué con Walter Palomino y Hugo ya estaba celebrando en la compañía de Walter Valderrama. Al poco rato, casi al caer la tarde se apareció José "chino" López muy alegre, era una de las pocas veces que se reunió con la mancha. Estábamos felicitando los cambios que Huguito había realizado a su taller cuando apareció la imagen inconfundible de Rubén Solórzano, venía cantando un vals criollo al entrar. Es cuando López sugiere que le pasemos la voz al artista amigo Milton Escobar. Después de un rato llega acompañado de Pepito Chávez con aires de cantor emulando a Manuel Donayre. En eso aparece Roberto Lecaro un poco contrariado, nos contaba que había salido con su tío que había venido desde los yunaites, por eso la demora.
Todos estábamos contentos en especial Hugo que no paraba de festejar esa algarabía reinante en su oficina. Más tarde llegaron Coco Cotrina, pidiendo disculpas por llegar tarde debido a sus clases en la universidad (tenía un seminario) y José Anibal Bustamante (el otro chino).
Milton se trajo guitarra y cajón. Erán las 7 de la noche (hora histórica) y el loco Rubén comenzó a golpear el cajón siguiendo un compás y ritmo que contagiaba. A lo que Milton guitarra en mano desató unos acordes a los cuales se le unió el repique de castañuelas de Pepe Chávez.
Uyuyuy...se armó la jarana y comenzamos a interpretar la canción "Zaña", acordándonos de la época en la que la cantábamos en el colegio. Pasaban las horas, se destaparon creo mas de cinco cajas de cerveza , la alegría y el júbilo iba creciendo. Acompañando con las palmas cantábamos valses, marineras y festejos. Era un momento donde los amigos de siempre, algunos inclusive que vivían en el extranjero llenaban la oficina de Hugo y festejaban aquel encuentro.
Lamentablemente éramos todos hombres, porque las ganas de bailar con tanto ritmo afloraba. Serían las 8 y media de la noche cuando el "Chino" López sacó del bolsillo su pañuelo e invitó a bailar una marinera a Pepe Chávez, que a la primera atracó. Hicimos campo al centro del saloncito y comenzó la resbalosa. No lo sabíamos pero el chinito sabía bailar bien su marinera, tondero y hasta festejo. Pepito ya estaba con la cintura medio quebrada pero le metía alma, vida y corazón en cada paso.
Nunca olvidaré aquella reunión, una de las que más gocé con la gente que estimo y aprecio. Aquellos amigos que son de toda la vida. Es una pena que algunos no se encuentren ya con nosotros, otros muy distanciados por equis motivos. Eran épocas en donde no existián tantos compromisos ni tanto estrés como ahora. Han pasado casi 19 años de ese acontecimiento y parecíera que fue ayer, será que no olvido esos momentos facilmente porque quisiera que se vuelva a repetir algún día nuevamente....
Paco Cárdenas

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