MARISTAS BOYS 78

EL RECITAL DE MILTON ESCOBAR

Nuestra Promoción como grupo humano es muy variado. Gente en casi todos los giros de la vida, desde profesionales, técnicos, militares, policías, comercio, administración y cargos gerenciales, independientes y hasta artistas.

Es muy difícil cultivar el arte en nuestro medio, resulta inclusive para algunos, una actividad no rentable que no conduce a nada. No saben lo equivocados que están. El arte en todas sus manifestaciones es el generador de hombres sensibles y comprometidos con mejorar como persona y muy integrados a la sociedad.

El artista no escoge el serlo, tiene la necesidad interior de serlo, está más allá de su voluntad; el ser artista es una cuestión de destino o de maldición, puede tener obras buenas y malas, finalmente su condición irreductible es la de ser artista.

Tal es el caso de nuestro amigo Milton Escobar, que a pesar de los años que van pasando, tiene marcada la vena artística del canto y la música. Desde el colegio era diestro con la guitarra, pero después de egresar siguió cultivando el arte de cantar. Fue solista, formó parte de grupos musicales y dúos, que tuve la suerte de conocer. Uno de los que recuerdo, era el formado por él junto Arturo Dextre (ahora radicado en España) el cual se llamaba Trovasur, ellos interpretaban canciones de la Nueva Trova, boleros, baladas y algo de rock clásico. Eran finales de los ochentas.

Milton sabía conjugar las diferentes actividades que realizaba, su trabajo y demás con su música. Se daba tiempo el mismo con su yo interior. Cuando no hacía lo que le gustaba hacer, se sentía incómodo e incompleto. Así alguna vez se refirió a su arte, a esa cosquilla que lleva ya muchos años dando vida a su vida.

Nos ha acompañado muchas veces, en tertulias, fiestas, paseos, siempre Milton y su guitarra sabían hacer de las suyas para nosotros, su público. Aquel que admira su talento y sabe que lo hace feliz.

El 25 de Setiembre del 2002 tuvimos la oportunidad de verlo actuar en un local de Miraflores, era en un local del Complejo Comercial Larcomar, cerca del malecón con vista al mar. Shandra, era el nombre del sitio, con un decorado muy espiritual, entre lo étnico y lo romántico. Velas prendidas decoraban las paredes, el techo acústico y con iluminación indirecta, hacían del lugar muy interesante y místico. El bar estaba bien surtido, tragos para todos los gustos. Hablar de la bartender es otro rollo por lo buena que estaba y lo eficiente que era.

Éramos un grupo regular los que fuimos a su recital, llegamos a las 10 y media y nos sentamos en un lugar ya reservado. Pedimos algunos tragos y un piqueo por ahí que engañó nuestro estómago eventualmente. La gente que se encontraba en el lugar ya estaba impaciente. Eran ya pasada la medianoche y los últimos de nosotros en llegar al local fueron Sayán y Cotrina. Pasaron unos minutos y se apagaron las luces.


El anfitrión del local saludó al respetable público presente, habló de la trayectoria de Milton escobar y lo presentó, todos aplaudimos a rabiar y comenzó a interpretar sus canciones.

Entrando a su quinto tema se dirigió a nosotros y nos agradeció nuestra presencia y nos dedicó su recital muy emocionado. Después pasaron los minutos y Milton hipnotizaba a su público y a nosotros. Alfredo “el Maestro” Santillán había venido de New York por unos días y estaba con el grupo aquella noche. En el intermedio Milton aprovechó para acercarse a nuestra mesa y compartimos algo de trago con él. Después siguieron temas variados que despertaron el interés de los concurrentes, entre ellos los de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés en donde se llevó algunos “bravooos”. Faltando ya muy poco para el término de la velada Miltón invitó al escenario a un amigo a cantar con él, hicieron un dúo e interpretaron tres canciones más. Al terminar su recital, la gente y nosotros puestos en pie aplaudimos al amigo artista, aquel que a pesar de necesidades y falta de tiempo, se da un espacio para cultivarse, para enriquecer el alma, para ser mejor persona, es decir ...para estar completo.

Paco Cárdenas Linares