viernes, 30 de noviembre de 2007


LUCHITO SAYÁN: EL INCOMPRENDIDO REY DE LA PISTAS DE BAILE (Parte 1)

Esta es la historia que puede ser la de muchos muchachos que se forjan de la nada su futuro. Como dicen, se hacen el camino al andar y a pesar de lo difícil que ha veces golpea la vida, se mantienen firmes y con buen espíritu para afrontar los problemas que van apareciendo. Esta es la historia de Luchito Sayán.

Un 20 de diciembre de 1959 nace Luis Alberto Sayán Vicente, en Miraflores, en la Clínica Hogar de La Madre. Hijo único de Francisco José y Rosa Amelia. Transcurre su infancia en los años sesenta en San Juan, como cualquier niño de su edad. Muy juguetón, hiperactivo, a veces jodido y precoz, Luchito siempre tenía algo que hacer. Mamá Rosita siempre paraba muy preocupada por los juegos en que se metía tanto en el barrio como en el colegio. El trato con sus padres era muy cordial y muy amigable. Nunca le escuché levantarle la voz a sus padres, ni siquiera en broma. Siempre Luis Alberto les trataba de "tu" a sus progenitores, era un "tuteo" con respeto y sin ofender. Mas aún las personas mayores sean familiares y amigos para él eran su igual. En esos tiempos no era tan común dicho trato.


En primaria entra al Colegio de varones Nº 1104 de la zona "B". La enseñanza era bacán pero debido al carácter especial de Lucho, era objeto de bromas de mal gusto. Por ese tiempo el Manuel Ramírez Barinaga se estaba vislumbrando como un colegio respetable y sus padres deciden inscribirlo para el siguiente año escolar. Su ingreso al Maristas es 1969 para cursar el 3º año de primaria donde era tutor el Prof. Guido, ahora ya fallecido.


Pasan los años, es 1974 y Sayán Vicente cae enfermo de varicela y sarampión. Cursaba el tercero de secundaria donde el tutor era el Hno. Mariano Gaite Magdaleno, ahora casado y con hijos en España. Condiscípulo de conocidos nuestros como Rubén Solórzano, Luis Fernández, Iván Custodio, Eduardo Maraví, Milton y Edgardo Escobar, Tito Zavala. También compartía roles con su competencia Francisco Cueva. Era muy difícil para él luchar por el liderazgo y sus padres aconsejados por el Hno. Director Manuel García Rincón, viendo esto, aparte de los dos meses que no fue al colegio por estar enfermo, pierde el año escolar y en 1975 forma parte de nuestra promoción. Ese mismo año importamos a más compañeros que le "hicieron la colle".

El carácter especial de Lucho-adviértase que es hijo único- le dieron un rol muy singular dentro del salón de clases. Casi siempre- y es una pena decirlo- en los colegios de varones siempre se les estigmatiza a algunos alumnos otorgándoles roles que ha veces no son los que le corresponden: de maricón o lorna, siempre eran fijos. A Luchito por suerte para él, se le dió como rol la segunda opción. Desde su arribo al salón el primer día de clases era blanco de bromas pesadas y demás, felizmente nunca se amilanó, ni mucho menos bajó la cabeza, ni se dejó vasallar. Para esto tomó clases de judo y karate para defenderse del agresor de turno que podía ser un compañero de clases como también una turba de compañeros. Siempre había alguien que daba la voz de mando para arremeterle en mancha. Casi siempre el liderazgo recaía en la persona de Ray Angeles Pastor, que detrás y casi en el anonimato exclamaba: "Ehhhhh, a Sayánnnnn!!!!" y a veces con piedra en mano, mismo agitador de la CGTP o de Construcción Civil, en reiteradas ocasiones la turba lo correteaba en el patio del colegio o lo arrinconaba en "callejón oscuro" en el salón de clases. Me acuerdo que en una oportunidad-eso era en el año 1977 con Juan Borea- fuimos a ver una película a un cine de Miraflores, "La Piel Dura" de Francois Truffaut- que por cierto un excelente film que señalaba magistralmente la diferencia entre el mundo de los niños y el de la escuela, la lejanía entre maestros y alumnos. Juanito Borea nos encargó verla para realizar un trabajo de análisis luego- y al salir del cine en plena vía pública dió la voz de ataque y con piedra en mano Ray y la gran mayoría de nosotros perseguimos mismo delincuente a Lucho por todas esas apacibles calles miraflorinas de aquel entonces.... Lo que hicimos en la calle era justamente lo que se criticaba en la película, que ironía.


Prácticamente ya nos habíamos acostumbrado a esto y Sayán lo tenía que aceptar quiera o no, era parte muy importante dentro del vacilón en grupo y tarde o temprano tenía que pasar. Existen más anécdotas que quedarán solo en travesuras de niños o jovencitos en formación.

Llegó el último año en el colegio, también con él, la fiebre de la música disco y toda la moda que con ella desató. Era 1978 y finalizando setiembre se estrena-con unos 11 meses de atraso- Saturday Night Fever o Fiebre del Sábado por la noche con el novato actor de entonces, un casi desconocido John Travolta. La música de la película o también llamada banda sonora ya se estaba vendiendo casi con un año de anticipación, lo que generó mucha expectativa en los jóvenes de entonces. Por supuesto Sayán Vicente se compro su LP doble de vinilo y la hacía de Fred Astaire delante del espejo, ensayando algunos pasos a lo Travolta. No se acuerda cuantas veces tuvo que ver la película para gozar de la música y tener frente al maestro Tony Manero deslizándose en la pista de baile multicolor.


Es cuando alguien le sugiere que se inscriba en un concurso de baile que Radio Panamericana organizaba desde hacía varios meses. Él no lo piensa dos veces y se anota para participar y demostrar a todos que tenía un don para el baile y esa personalidad que poseía, iba a contribuir al total triunfo dentro de las pistas de baile.



Esta historia continuará en su segunda parte, la próxima semana.


Paco Cárdenas Linares

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