lunes, 17 de marzo de 2008


CUANDO LA POESIA NOS ENVUELVE SUAVEMENTE

La formación educativa solo puede ser realizadora si es que responde a un enfoque integral, donde el ser humano es pensado en su totalidad, como miembro interactuante de y con una colectividad y, en general, con un contexto al que pertenece. Por ello, la labor pedagógica de las instituciones educativas que le ponen voluntad al asunto, toma en consideración una diversidad de aristas en la tarea de formar al niño y adolescente. Una de esas aristas es la poesía. No es casual que esta última prácticamente acompañe todo el proceso formativo escolar. Desde sus primeros días en el colegio el estudiante va familiarizándose con los versos y con el campo de la poyesis.

¿Quién puede olvidar los primeros poemas aprendidos y dedicados a la madre o a la patria? ¿Quién puede imaginar una actuación escolar oficial sin la presencia de algún número poético hecho por los estudiantes?. ¿Por qué sucede esto, cabe preguntarnos?. Porque la poesía, creo yo, es una bella forma de explorar nuestra dimensión humana a fin de ir reconociéndonos a plenitud y en ese camino, ampliar largamente nuestras falsas fronteras sistémicas. Porque la poesía, creo yo, es el soplo emotivo que acompaña la justa metamorfosis del hombre de barro en su conversión a hombre creador. La poesía, en primera y última instancia, es ventana abierta al sol, es sinfónica invitación a ser libres. Es seguro que los buenos maestros como, por ejemplo, nuestro recordado profesor Jiménez, así lo enseñan porque así lo entienden. Y es seguro, también, que a los padres y madres de familia nos corresponde nutrir sabiamente, desde la casa, este proceso formativo.

Hace algún tiempo escribí, de forma bastante artesanal pero bullente de espíritu, el siguiente poema. Permítanme decir que son versos a los que quiero mucho por que los hice pensando en Rebeca, mi esposa. Lo cierto es que si de saborear el camino y confesar la vida se trata, la poesía es una manera placentera de hacerlo.

Que mañana y los demás días sean buen tiempo para vivir…

QUERENCIAS
Cada uno de mis días
a tu lado
se vuelve infinidad
de pergaminos
con alas plenas
de poesía musical
que se abren a la brisa tibia
y vuelan.
Luego se disuelven
y se reescriben
en consignas aliviadas
por la textura emocional
de la más bella
serenata diurna
que nos cubre,
risueña,
de vivas acuarelas.

Daniel Zevallos Chávez

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