MARISTAS BOYS 78

Esta semana se puso en evidencia la farsa que durante años protagonizó Laura Bozzo, al servicio de quienes detentaron el poder durante la dictadura (y en muchos casos todavía lo detentan). Programas como ese eran piezas de un proceso de envilecimiento de la población con el fin de dominarla fácilmente. Ese proceso continúa con diversos operadores, y requiere una actitud decidida de quienes luchamos por convertir al Perú en una sociedad de personas libres. Por ello en este blog transcribimos un artículo publicado hace ocho años; denuncia una actitud muy antigua, y a la que debemos combatir.

ENVILECIMIENTO PROGRAMADO

Por Juan Borea Odría - Publicado en el Diario Liberación el 21/08/2000.

Tal vez una de las peores lacras que ha sufrido el país los últimos diez años, es el progresivo envilecimiento de la conciencia de los ciudadanos. Ha habido muchas personas viles antes de la década del 80, varias de ellas en el gobierno; pero nunca la vileza se exhibió con tanto descaro, nunca se convirtió en criterio para el "rating", nunca se consideró como mérito en el currículum político.

No se trata aquí de escandalizarnos por una falta individual o un defecto personal. Nadie es perfecto: comprendemos y aceptamos faltas y defectos nuestros y de quienes nos rodean porque somos humanos y sabemos de nuestra debilidad. Pero cuando la inmoralidad y el desprecio por la verdad inundan la globalidad de la persona y la sociedad, tenemos que alarmarnos. Porque ese envilecimiento nos lleva a la imposibilidad de la mejora o la reconciliación; nos convierte en cínicos, que hacemos de la falta de valores y de conciencia un instrumento para el "éxito en la vida".

Tal vez el espectáculo de congresistas y ministros de alquiler haya sido lo más llamativo los últimos días. Pero esto no es sino la punta del iceberg que amenaza con hundir al país. Hay muchos otros elementos que por su cantidad y por su dirección nos permiten sospechar que hay un proceso de degradación moral programado desde el poder para hacer de los peruanos una masa de individuos desprovistos de conciencia moral, y dispuestos a aceptar cualquier situación y justificar cualquier inmoralidad con tal de mantener el status privilegiado, evitar la inseguridad o por lo menos sobrevivir con limosnas.

Algunos de los operadores más conspicuos del proceso de degradación moral son los medios de comunicación masiva financiados con la publicidad estatal: programas televisivos como "talk shows", chismes de espectáculos, cómicos ambulantes, telenovelas, noticieros tendenciosos; diarios basura cuyos titulares denigrantes se exhiben en todos los kioscos. Otros operadores de este proceso son un conjunto de políticos cínicos justificando lo injustificable, distorsionando el sentido de las palabras y mintiendo con total desfachatez de tal manera que la gente ya no cree en nada. Un factor es la miseria tan atroz de nuestro pueblo, que obliga a la mendicidad, a la delincuencia, a aceptar el chantaje cotidiano a cambio de alimentos. Fomenta esta degradación la pésima calidad del sistema educativo, con cultura autoritaria y donde los niños no reciben ni el afecto, ni la capacitación que requieren para ser ciudadanos de verdad.

Estos factores no se juntan por casualidad. El círculo gobernante del imperio romano impuso su dominio corrompiendo las instituciones como el Senado a las que mantuvo con su anterior apariencia de honorabilidad, pero inundándola con senadores a la vez sobornados y atemorizados; y con un populacho manipulado al que mantenían en la inmoralidad con los repartos gratuitos de trigo y dinero y los espectáculos circenses (la conocida consigna de "pan y circo").

Los ciudadanos de buena voluntad nos enfrentamos a un reto en el que está en juego la viabilidad del Perú. Tenemos que tomar conciencia del peligro en que estamos. ¿Cómo hacer un Perú que valga la pena si no existe la reserva moral que es la base de una vida humana de calidad? Tenemos que actuar YA, con todos los medios a nuestro alcance, antes que el deterioro sea irreparable.