
¿PROFESORES JALADOS?

Para nadie es un secreto que el nivel magisterial promedio no es muy alto. Por supuesto que hay profesores excelentes y buenos, pero no es el promedio. Hay razones para ello. La primera, es que la carrera docente no es atractiva para quienes tienen mejores posibilidades económicas y culturales. El sueldo es reducido, y el prestigio social ha decaído. No en vano en el caso de universidades quienes tienen puntajes más reducidos en el examen de ingreso son quienes postulan a educación. Somos pocos quienes teniendo las posibilidades antes citadas, hemos optado por el magisterio porque nos gusta sobremanera, porque sentimos que es nuestra vocación. Pero un buen número de egresados con las mismas posibilidades y que podrían ser buenos maestros, optan por estudiar otra cosa. Urge entonces hacer la carrera docente más atractiva, elevando las remuneraciones e incrementando su reconocimiento social. Sólo así se integrarán las personas con mayor capacidad y habilidad.

La carrera docente pública tal como estaba planteada (Ley del Profesorado, Reglamentos, y cultura institucional) no ayudaba a la calidad. Se ha dado un gran paso con la nueva Ley de Carrera Pública Magisterial, pero queda pendiente el reto de implementarla y ser fiel a la misma en las medidas que se tomen, lo que no siempre está sucediendo (como fue el caso del llamado “Tercio superior”.

No se da en estos momentos la Sociedad Educadora, que pide el Proyecto Educativo Nacional. La escuela no es una isla, y si toda la sociedad (en especial las autoridades, los líderes sociales y los medios de comunicación) no colabora con su actitud positiva, poco podrá hacer la escuela.
En cuanto al examen: es positivo que se esté creando una cultura de evaluación para los docentes. Pero hay que tener cuidado en elaborar y aplicar la prueba. Una prueba mal hecha lleva a conclusiones erróneas. Hemos revisado la prueba aplicada los profesores, y hay muchas deficiencias. Si bien hay preguntas acertadas, otras están mal planteadas: algunas tienen varias respuestas posibles; otras son poco pertinentes, más en la línea del “truco” de examen de ingreso, que no dicen nada sobre la capacidad real del profesor. Por otro lado el tiempo que se dio para contestarla no fue el suficiente. En todo caso, una prueba no mide lo principal en un maestro: su desempeño, el afecto por sus estudiantes, su dedicación. El proceso actual prevé que en los colegios se evalúe con estos criterios a quienes aprobaron el examen, pero poco se ha hablado de esta instancia, que es la primordial.
Amamos nuestra profesión, y queremos que haya una cultura de evaluación. Por ello exigimos que se den las condiciones para que el magisterio sea una opción atractiva en todo el Perú, además de la que siempre atrae al verdadero docente: ayudar a los niños y adolescentes en su desarrollo integral.
Juan Borea Odría
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